El Ritmo es inherente en el ser humano, el latido del corazón, las ondas del cerebro, la respiración, así también todo el universo vibra y tiene un ritmo: movimiento de rotación de la tierra, las mareas, las cuatro estaciones, la luna, cada uno tiene un propio ritmo. Es necesario aprender a conocer y reconocer nuestro ritmo y sobre todo a aceptarlo como es, sin comparaciones. Despertar nuestro ritmo o sonido es el paso mas importante en el encuentro con nuestra verdad de ser.
Se ha demostrado científicamente que el sonido del tambor altera el sistema nervioso central. La estimulación rítmica afecta la actividad eléctrica de muchas zonas sensorias y motoras del cerebro, que no son normalmente afectadas, debido a sus conexiones con la zona sensorial que es estimulada. Parece que esto se debe en parte al hecho de que los simples sonidos del tambor contienen diversas frecuencias de sonido y por ello transmite simultáneamente impulsos al cerebro a través de una variedad de vías nerviosas. Además el sonido de los tambores es casi siempre de baja frecuencia, lo que significa que el sonidos del tambor puede transmitir al cerebro más energía que un estimulo sonoro de frecuencia más alta. Esto es posible porque los receptores del oído de baja frecuencia son más resistentes a los daños que los delicados receptores de alta frecuencia, y pueden soportar mayores amplitudes de sonido sin sentir dolor.
El sonido del Tambor es como el sonido del corazón, cuando lo tocamos todo nuestro ser está envuelto y despierto, nuestras emociones se exteriorizan, sentimientos de expresión creativa nacen, y una sola vibración empieza a sentirse, encontramos la conexión con el corazón de la Madre Tierra, pues la vibración del tambor trabaja en nuestro primer chakra y está asociado al elemento tierra.

Sesión de tambor en Meñaka, Bizkaia

El viaje de tambor es una de las practicas sagradas que nos dan la posibilidad caminar nuestro mundo interno. El viaje de tambor nos adentra a nuestro mundo invisible, a nuestra realidad paralela, muchas veces mas real que la realidad que creemos habitar. Una realidad paralela multidimensional, donde habitan los espíritus de todas las formas y donde debemos habitar con una firme intención para poder acceder a nuestro propio espíritu. Este lugar paralelo que hemos llamado fantasía o irrealidad es el lugar donde se genera gran parte de nuestra vida. Por esta razón la importancia de comenzar a caminar este espacio sagrado. Esta práctica espiritual es el esfuerzo intencional para desarrollar relaciones con los espíritus personales de ayuda a través del viaje a los reinos donde habitan. Contaremos con distintas palabras, cantos o danzas para acceder a estos lugares. El hecho de enviar nuestra conciencia o punto de encaje al mundo espiritual se llama viaje chamánico y este permite al viajero observar la vida y sus problemas desde una perspectiva más imparcial, una perspectiva que no se obtiene fácilmente en un estado de conciencia ordinaria. El viaje de tambor nos lleva a establecer y nutrir relaciones continuas con los espíritus de ayuda y adquirir conocimiento, sabiduría, métodos de sanación prácticos y otras informaciones vitales que pueden ser utilizadas en beneficio personal o del resto de la comunidad. Para realizar el viaje chamánico, el que sostiene el proceso de medicina entra en un estado de conciencia alterada específico que requiere permanecer alerta y consciente. En este estado es capaz de moverse a voluntad entre la realidad ordinaria y la no ordinaria. Existen varias técnicas para entrar en el ECC, entre las que se cuentan la privación de estímulos sensoriales, el ayuno, la fatiga, la hiperventilación, el baile, el canto o recitación, tocar tambores, la exposición a temperaturas extremas, el uso de alucinógenos, y la disposición y los escenarios prescritos por las creencias y ceremonias rituales de la cultura.

Las ondas cerebrales se clasifican midiendo cuántas veces se repite una onda determinada en el período de un segundo; a esta medida se le conoce como frecuencia de onda. La frecuencia de las ondas se mide en ciclos por segundo, o hercios (Hz), que dependen de la longitud de onda. Por ejemplo, a una onda que complete tres ciclos por segundo se le llama onda de 3 hercios (Hz) o simplemente de 3 por segundo. Nuestras ondas cerebrales muestran cuatro pautas o bandas de frecuencia fundamentales: delta, theta, alfa, y beta. Delta (por debajo de 4 Hz) es la onda más larga y lenta; se repite menos de cuatro veces por segundo. Esta onda está asociada con el sueño y con la inconsciencia. Las ondas theta (de 4 a 7 Hz) están normalmente asociadas con estados de somnolencia cercanos a la inconsciencia, tales como el umbral que se atraviesa antes de caer dormido o antes de despertar. Este ritmo también está conectado con estados de ensueño y con imágenes hipnológicas, es decir, pertenecientes a los sueños. Estas imágenes suelen ser sorprendentes. A mucha gente le resulta difícil mantener la conciencia en estados theta sin contar con algún tipo de entrenamiento, tal como la meditación.

Las ondas alfa (de 7 a 14 Hz) están asociadas con estados de relajación y bienestar general. Este estado alfa aparece generalmente en la región occipital del cerebro (el córtex visual) cuando los ojos están cerrados. La conciencia se mantiene alerta pero sin estar enfocada, o se orienta hacia el mundo interno.

Las ondas beta (más de 14 Hz) están asociadas con la atención activa y enfocada hacia el mundo exterior, tal como ocurre en las actividades diarias. Las ondas beta también son propias de estados de tensión, ansiedad, miedo y alarma.

Las investigaciones realizadas han confirmado que las prácticas espirituales como el yoga y la meditación producen cambios en la actividad eléctrica del cerebro, que llevan a aumentar la presencia de los ritmos alfa y/o theta, y se ha descubierto que el ritmo theta caracteriza a los meditadores veteranos. Estos meditadores son capaces de mantener su autoconciencia intacta y de permanecer alerta en este «estado crepuscular de conciencia».

El uso de tambores durante el «viaje chamánico» es algo diferente de los demás usos. Los tambores chamánicos, en la mayoría de los casos, marcan un ritmo constante y monótono de entre 4 y 4,5 golpes por segundo

El ritmo de entre 4 y 4,5 golpes por segundo es el que mejor induce las ondas theta.

El sonido de tambores en general y el sonido de tambores rítmicos en particular, a menudo induce imágenes de contenido ceremonial y ritualista y es una herramienta eficaz para entrar en un estado de conciencia alterada (ECA), incluso cuando se desvincula del marco del ritual cultural y de la intención ceremonial

El ritmo de los tambores, expresado en golpes por segundo, puede correlacionarse con los cambios temporales ocurridos en la frecuencia de las ondas cerebrales (expresada en ciclos por segundo) y/o en la experiencia subjetiva, siempre que el ritmo de los tambores se mantenga al menos entre trece y quince minutos. En muchos casos, el ritmo de aumento o disminución de la frecuencia se acelera en el minuto nueve, siendo este efecto más perceptible en los casos de las ondas tetha y alfa. Según las observaciones de campo y los informes subjetivos, el período de tiempo que la mayoría de los sujetos necesitan para ser afectados/inducidos por el sonido de tambores parece estar entre los trece y los quince minutos. Generalmente, se percibe un rápido aumento o disminución de las ondas theta y/o alfa hasta el minuto quince, y se mantiene a continuación un aumento o disminución gradual hasta el minuto veinte.

El ritmo del tambor nos lleva muchas veces a la pérdida del continuum temporal que no es mas que la perdida de la conciencia del tiempo, sensaciones de movimiento , esta categoría incluye las experiencias en el campo de las sensaciones corporales: el cuerpo o partes del cuerpo vibran y se expanden se siente presión sobre el cuerpo o sobre ciertas partes del cuerpo, especialmente en la cabeza, la garganta y el pecho movimientos de energía en forma de olas a lo largo del cuerpo sensaciones de volar, de girar en espiral, de bailar, de correr, etc.

Está científicamente demostrado que escuchar el ritmo monótono de los tambores facilita la producción de ondas cerebrales de rangos alfa y theta. Muchos americanos nativos se refieren al sonido del tambor como a «el latido de la tierra». En este aspecto, es de destacar que la frecuencia de la resonancia electromagnética de la tierra, que ha sido medida en 7,5 ciclos por segundo, resulta equivalente a las ondas cerebrales theta. El sonido del tambor permite a los chamanes alinear sus ondas cerebrales con el latido de la tierra.

Meditación de 20 min. para viajar con tambores rítmicos. Siéntate o túmbate cómodo. Respira y observa tu respiración…..
( 0 o 0 o 0 o 0 o ) permite que el sonido del tambor te envuelva.
<Isitxu mani hace sonar el tambor>

Para propiciar un estado mental que ayude a realizar el viaje chamánico, es necesario escuchar un sonido rítmico de 205 a 220 golpes por minuto. Este ritmo induce al cerebro a producir ondas cerebrales lentas, de entre 7 a 4 ciclos por segundo, o menos.

Los chamanes describen el sonido del tambor como «la voz de los espíritus».

*Extraído de medicina trascendental.

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Duración de la sesión

Entre 11/4 y 11/2 horas aprox.

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